viernes, 22 de abril de 2016

CAPÍTULO VIII, LA REESTRUCTURACIÓN DE LA FAMILIA

Salvador Minuchin propone dos formas de intervención para la reestructuración de la familia:

1. Las operaciones de reestructuración: son las intervenciones terapéuticas que una familia debe enfrentar en el intento de lograr un cambio terapéutico (desafíos). El terapeuta opera como director y como actor. Crea escenarios, coreografía, esclarece temas y lleva a los miembros de la familia a improvisar dentro del marco de los límites impuestos por el drama familiar. Se incorpora a alianzas y coaliciones, fortaleciendo o debilitando límites y enfrentando o apoyando las pautas transaccionales. Son las intervenciones dramáticas que crean movimientos hacia las metas terapéuticas.


2. Las operaciones de unión: disminuyen la distancia entre el terapeuta y la familia, para que juntos participen en los acontecimientos de la sesión terapéutica. El terapeuta se convierte en actor en la obra familiar, utiliza el propio movimiento de la familia para impulsarla en la dirección de las metas terapéuticas. Cuando el terapeuta se une a la familia debe encarar dos tareas fundamentales: Debe acomodarse a la familia y debe mantenerse en una posición de liderazgo dentro de la unidad terapéutica.


Ambas operaciones son interdependientes para imponer intervenciones reestructurantes. A partir de una posición de liderazgo, el terapeuta puede mantener sus posibilidades de maniobras terapéuticas y su libertad para manipularse a sí mismo y para manipular a la familia.
El terapeuta debe evitar el riesgo a centralizar en exceso el desarrollo de la terapia sobre su persona ya que una familia con problemáticas demanda la ayuda de un experto que en este caso caería dicha demanda sobre el terapeuta, impidiendo de esta forma que allá un buen rastreo de las pautas transaccionales verdaderas con las cuales se compone esta familia, por lo tanto el terapeuta deberá ir mas allá de la auto descripción verbal de la familia consecuente con este, el terapeuta deberá permanecer vigilante ante los indicios no verbales que confirmen o contradigan lo expresado por la familia.



El terapeuta debe disponer de un cierto número de técnicas para estimular la comunicación intrafamiliar en la sesión y no caer en el error de permitir a un solo miembro de la familia poder hablar o peor aún, recaer en los deseos de la familia a la hora de la terapia, exigir que solo hable el experto.







El terapeuta debe permitirse poder manipular los espacios dentro de la terapia, tener un control pleno sobre coaliciones o alianzas y generar una mejor relación sin interferencia entre los miembros de la familia.


Para generar un mayor desenvolvimiento de forma saludable, la familia debe proteger la integridad del sistema total y la autonomía funcional de sus partes, cada miembro de la familia y casa subsistema familiar debe negociar la autonomía e interdependencia de su circuito psicodinamico.

1 comentario:

  1. bien, esas son condiciones basicas de la intervencion que garantizan la construccion de un sistema terapeutico en el que el terapeuta puede uniser y ganar una posicion que le permita promover la reestructuracion. bueno enunciar mas de lo epistemologico, es decir: cuales son las ideas que sustentan o dan explicacion a las acciones quehace el terpaeuta alli. com luego se promueve el cambio? con que estrategias?

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